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Manuel Murguía nació en Arteixo en 1833. Hijo de un farmacéutico, pasó su infancia en Santiago de Compostela. En 1851 se trasladó a Madrid para cursar Farmacia, estudios que nunca concluyó. En la capital frecuentó círculos literarios, colaboró con distintos periódicos: El Museo Universal, La Iberia o Las Novedades y participó de la vida cultural de los inmigrantes gallegos. Allí conoció a la poetisa Rosalía de Castro, con quien se casó en 1858. Este matrimonio fue clave para el proyecto de Rexurdimento gallego, Rosalía en el ámbito poético y Murguía en el historiográfico. En 1868 se sumó al movimiento revolucionario en Santiago de Compostela y comenzó a trabajar en el Archivo de Simancas; dos años después, pasó al Archivo General de Galicia. Desde entonces ejercería como archivero en diferentes instituciones – Archivo de la Universidad de Santiago, Archivo Provincial de Hacienda de La Coruña y Archivo y Biblioteca de la Diputación de la misma ciudad –, lo que le dio un acceso privilegiado a las fuentes documentales. Compaginó su labor archivística con la participación en asociaciones culturales regionalistas y tertulias como la Cova Céltica, la organización de certámenes literarios y juegos florales en gallego y la colaboración y creación de diversas publicaciones periódicas. En 1885 fue nombrado Cronista Oficial del Reino de Galicia, título honorífico pero bien representativo de su prestigio como historiador científico y nacionalista concedido por la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago. En 1890 creó La Patria Gallega, un pequeño boletín que se convirtió en referente del ideario regionalista. En 1906, fundó y presidió hasta su muerte la Real Academia Gallega, institución que trató de canalizar todos los esfuerzos culturales del Rexurdimento y que tuvo estrechos lazos comunicantes con la comunidad de gallegos emigrados a Cuba, donde sus obras alcanzaron cierta repercusión. En la década de los sesenta del Ochocientos, Murguía abandonó sus pretensiones literarias y concentró todos sus esfuerzos en escribiruna historia de Galicia en clave historicista. Sus referencias historiográficas bebían de la renovación metodológica y temática en clave nacional de Thierry, Macaulay, Michelet, Guizot y Savigny –exponentes de la “nueva escuela histórica” – y de las teorías raciales de Gobineau o Gumplowicz. Para él, las fuentes documentales tenían la capacidad de mostrarnos la realidad del pasado. La historia, además, estaba sujeta a leyes naturales susceptibles de ser reconocidas y estaba guiada por el progreso que, en su caso, conciliaba la fuerza transformadora con el respeto hacia el pasado. |
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