Desde muy joven colaboró en periódicos locales, nacionales e internacionales, como la Ilustración Valenciana, La Época, El Liberal, La Vanguardia, La Ilustración Ibérica, el Heraldo de Madrid, El Sol o La Nación de Buenos Aires. 15 años contaba Altamira cuando en 1881 se publicaron sus primeros textos en La Antorcha de Alicante, entre ellos “Gazul el guerrillero”. El mismo año y en la misma publicación aparecieron de la pluma de nuestro autor textos como “La marcha de la civilización”, “La exposición internacional de electricidad”; sin dejar de lado algunos poemas como “En el campo” y “A la señora C.E.”. Sin embargo, sería hasta concluidos sus estudios doctorales que el pensamiento de Altamira dio a la imprenta su primer trabajo científico de envergadura, resultado de su tesis doctoral, Historia de la Propiedad comunal, publicado en Madrid en 1890. Entre las revistas internacionales en las que colaboró se cuentan la “Revue Historique (1890), The Athenaeum, el Bulletin Hispanique o el Anuario de Ciencias Históricas de Berlín; escribió en revistas jurídicas como la Revista de Derecho Internacional, la de Legislación y Jurisprudencia, la Revista Jurídica de Cataluña o La Administración” (Diccionario Akal…, 2002, p. 74). Durante sus años de exilio en América colaboró con la Revista de Historia de América, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, Criminalia, Cuadernos Americanos, Revista Cubana, entre otras.

Se considera a Rafael Altamira como la “figura más destacada de la historiografía española durante el primer tercio del siglo XX. Su obra compagina una gran diversidad de temas con unos criterios unificadores que permanecen inmutables a lo largo de toda su vida: la investigación especializada con los problemas de divulgación y de enseñanza”. En su momento, Altamira fue un historiador que representó la mayor modernidad metodológica en España, y poseía características únicas, entra las que se cuentan “un concepto moderno de historia que pretendía integrar todos sus elementos; interés por la historiografía y la metodología; labor de consolidación de la historia científica mediante la divulgación por medio de manuales o comités y utilización de la historia con fines patrióticos, cuyo objetivo era la paz y el entendimiento de los pueblos” (“Estudio preliminar”, 1988, pp. 17 y ss).

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