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COSTA MARTINEZ, Joaquín | |||||||||||||
Al mismo tiempo, la noción de decadencia llevaba aparejada la búsqueda de revulsivos territoriales que compensaran la hegemonía de los países septentrionales, y el iberismo fue uno de los más empleados durante todo el Ochocientos, superado después por el hispanoamericanismo. En todo caso, el iberismo de Costa parte del respeto a la idiosincrasia de las pequeñas nacionalidades, planteando una unificación progresiva y en clave de igualdad, idea que había sido el leitmotiv del iberismo progresista, federal y republicano. En 1887, extendió la alianza peninsular a Francia en una “triple alianza del Mediodía” que revirtiera la hegemonía prusiana y anglosajona y que funcionara también como alianza en la extensión del imperio colonial. Esta idea conectaba con las propuestas panlatinistas en boga a finales del siglo XIX en el seno de los republicanos federalistas españoles y portugueses. En sus obras historiográficas y políticas apenas dedicó reflexiones sobre el iberismo – donde hay mayores referencias explícitas sobre la dimensión peninsular de España es en Escritos Jurídicos y Políticos de 1884y en Reconstitución y europeización de España de 1900-, superado por el europeísmo como mecanismo de superación de la decadencia e incluso por una actitud derrotista en la que invitaba a España a replegarse en el interior, lo cual acrecentaba la sensación de decadencia al producirse en un contexto internacional de construcción de imperios coloniales. También en El comercio español y la cuestión de África, en 1882, señaló que la unión peninsular era una cuestión de futuro inevitable, pues ambos comparten la misma historia, el mismo espacio y el mismo sustrato cultural, ideas que también expuso públicamente en encuentros geográficos y coloniales como en el Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantilde Madrid en 1883 y en el Congreso Geográfico Hispano-Portugués-Americano celebrado en Madrid en 1892. Este iberismo tendría un ritmo progresivo: se iniciaría con una unión aduanera y terminaría, una vez derribadas las reticencias nacionales por el mutuo contacto y conocimiento, en una confederación política. Sí abordó ya en sus primeros escritos - Sistema de gobierno español. Confederación ibérica (1868) - la temática ibérica en textos de opinión en la prensa regional y nacional desde la óptica de las expectativas regeneracionistas y de un iberismo más retórico e idealista que programático. Su iberismo hay que rastrearlo en alusiones, apuntes y comentarios, y no tanto en un monográfico específico. En toda su producción bibliográfica está presente una proyección de unión futura y una propuesta de hacer del librecambismo uno de los pilares del desarrollo económico peninsular. Así mismo, cabe señalar que cuando investiga el pasado y emplea el término España, se refería a la península ibérica. |
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