Antonio Cánovas del Castillo creció en una familia pequeñoburguesa de tradición ilustrada. Su padre era un maestro de enseñanza primaria y su madre, la prima de Serafín Estébanez Calderón –uno de los escritores más influyentes del romanticismo español-. Se inició en la docencia en 1843 en la Junta de Comercio de Málaga y en 1845 se trasladó a Madrid para estudiar Derecho. Pudo costearse los estudios trabajando en la secretaría de la empresa del ferrocarril Madrid-Aranjuez, propiedad de José Salamanca, puesto que consiguió por mediación de su tío Serafín. En 1852 comenzó a tener popularidad en los círculos de la capital por su trabajo en el Colegio de Abogados y la publicación de la novela histórica La Campana de Huesca, ambientada en la Corona de Aragón en el siglo XII. En ella hay una clara influencia del modelo narrativo de Walter Scott y una vindicación de las monarquías y los Estados fuertes. En aquella época entró en política como secretario de Leopoldo O’Donnell, queen 1854 lideró el pronunciamiento militar de “La Vicalvarada”. Cánovas del Castillo se trasladó entonces a Roma como director de la Agencia de Preces y quedó impresionado por la historia de Italia y de su pasado compartido con España, interés que dio como resultado el discurso de ingreso en la Academia de la Historia dedicado a la dominación española en Italia –respondido por su tío Estébanez Calderón-.

Tras la caída de los gobiernos progresistas, en 1859 O’Donnell se hizo con la presidencia del gobierno con un programa de regeneración nacional basado en el colonialismo y la creación de un partido fuerte, la Unión Liberal, que superase las disputas entre progresistas y moderados. Cánovas ocupó el cargo de subsecretario del Ministro de Gobernación y Gobernador Civil de Cádiz. En 1864 fue nombrado Ministro de Gobernación y en 1866, Ministro de Ultramar e interino en la cartera de Hacienda. Durante toda su carrera compaginó su actividad política con la investigación historiográfica y el asociacionismo cultural. Durante el Sexenio Democrático perfiló una alternativa monárquica en torno al hijo de la reina destronada: Alfonso, siguiendo el modelo del autoritarismo bismarckiano alemán y del turnismo parlamentario británico. Alfonso XII fue proclamado rey por un pronunciamiento militar en diciembre de 1874. Cánovas asumió el nuevo gobierno dentro del sistema político que había ideado y que recibió el sobrenombre de “canovista”. En su primer mandato, hasta 1878, consolidó el nuevo régimen con la victoria en las guerras carlistas y los acuerdos de paz en Cuba.

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