................................
A EQUIPA
CONTACTO
No en vano, las cosas de la historia y de la vida del siempre ponderado y políticamente «moderado» catedrático sevillano habían quedado entrelazadas para siempre a través de su compromiso con la Monarquía. Con plena dedicación, ejerció su actividad en tres ámbitos principales: como catedrático, mantuvo una estrecha relación con el Príncipe don Juan Carlos. Presidente del tribunal en el que, en junio de 1954, realizó los exámenes orales de bachillerato (la «Reválida de Grado Superior»); redactó un perspicaz informe para el conde de Barcelona sobre el carácter de su hijo (de naturaleza «tímida», «modestia auténtica» y «fundamentalmente, bondadoso»); y fue su tutor en temas de historia universal y asuntos internacionales, formando parte del plantel de preceptores universitarios que completaron la formación del futuro sucesor.
Por otra parte, como historiador puso sus conocimientos profesionales al servicio político de la causa «juanista». Sobre esos tácitos presupuestos, indagó acerca de la sucesión de la monarquía en España desde el siglo XVIII, primero, en un largo artículo publicado en el Boletín de la Real Academia de la Historia (1964) y, después, en sendos libros que se sucedieron: El rey y la restauración (1964) y La otra legitimidad (1965). En esta última entrega, que se abre con dos citas retrospectivas, una de Pascal y otra de su admirado Oliveira Salazar («Felizes as nações que nos momentos cruciais da sua vida não são obrigadas a escolher…!»), estudió las situaciones de derecho frente a las realidades históricas que se dieron en «las dos Casas reales de la Península: la de Braganza y la de Borbón». Para ello, acudió, una vez más, a la historia portuguesa para rastrear los orígenes y crisis internas del legitimismo luso desde la llegada de la familia real a Brasil (1808) y compararlo con las padecidas por el tradicionalismo español en su pleito sucesorio con los isabelinos («la rama que ocupaba el Trono y era combatida como ilegitima o usurpadora»), desde 1833 hasta su descomposición tras la muerte del pretendiente carlista Alfonso Carlos (1936). Un importante trabajo erudito que obedecía a una elección íntima y una evidente intención presentista («pensando en el Trono de España, vacante de hecho»), dirigido a dilucidar los principios de la sucesión (legítima o voluntaria) y evitar las dudas o confusiones al demostrar que la herencia legítima pertenecía a la línea dinástica representada por el «inquilino de Villa Giralda» en Estoril (La otra legitimidad, Madrid, 1969, pp. 71, 152, 157, 12).
